¿Fue o no fue Pedro Sánchez elegido en las urnas?
En realidad, sí. Las dos últimas elecciones generales en España fueron muy seguidas; la situación fue realmente excepcional. En las de 2015 ganó el PP y sacó 123 diputados (28,7%), mientras que el PSOE obtuvo 90 (22%); en las de 2016, el PP sacó 137 (33%) y el PSOE 85 (22,6%). La mayoría está en 176. Pedro Sánchez se presentó como cabeza de lista de los socialistas en la lista por Madrid en ambos procesos, lo mismo que Rajoy en el PP (BOE 2015 / BOE 2016). De esta forma, Sánchez fue elegido diputado, igual que Rajoy.
El PSOE no tiene hoy mayoría suficiente.
Evidentemente. Ni el PP. Ambos están en disposición de gobernar en minoría, pero dependen de otros. El PP lo tiene más fácil, eso sí, por el apoyo de Cs en determinadas ocasiones y porque en el Senado y en la Mesa sí tiene mayoría, lo que le permite tener atada, en cierta manera, la tramitación parlamentaria. El PSOE lo tiene mucho más complicado, ya que con los 71 diputados de Podemos no alcanza la suma de los otros dos.
No, en serio, Sánchez no fue elegido en las urnas.
En las elecciones se eligen representantes, no un presidente concreto. Los ciudadanos votan listas por circunscripciones. De ahí salen los diputados y los senadores. Son los diputados los que votan y eligen al presidente del Gobierno: con mayoría absoluta en primera votación y, si no sale, con mayoría simple en una segunda.
Sánchez dejó su acta de diputado.
Sí. Fue en octubre de 2016. Lo hizo tras dejar la secretaría general y porque no quería abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, tal y como había decidido el Comité Federal del PSOE, que optó por dejar gobernar a los populares tras 10 meses de parálisis con el Gobierno en funciones. El PSOE estaba partido por la mitad, con Susana Díaz en el otro lado del ring. Meses después de que Rajoy fuera designado presidente por 170 votos (en segunda votación), Sánchez regresó, se presentó a las primarias del PSOE y ganó. Volvió a ser secretario general; ya no tenía escaño en el Congreso.
Ya intentó antes ser presidente.
Sí. Fue tras las elecciones de 2015. De hecho, llegó a firmar un acuerdo con Ciudadanos, pero PP y Podemos votaron en contra en la sesión de investidura. Ahora, con su moción, no ha obtenido el apoyo de Cs, pero sí el de Podemos. El resto del arco parlamentario votó en contra en 2015 (en primera votación), salvo CC, que se abstuvo; en la segunda votación, Sánchez sumó un voto más, precisamente el de CC. En aquella ocasión, el candidato tampoco pertenecía al partido que había ganado las elecciones. Antes de este intento, Rajoy renunció a someterse a una investidura porque tampoco tenía apoyos.
¿Se puede ser elegido presidente sin ser diputado?
Se puede, aunque los estudiosos difieren sobre la conveniencia de ello. La Constitución, para empezar, no pone como requisito que el presidente deba ser diputado; de hecho, es algo que se ha barajado varias veces: durante el bloqueo tras las elecciones de 2016 e, incluso, en los días previos a esta moción de censura (Rivera propuso a Solana, Jáuregui o Redondo, todos fuera del Congreso, como figuras de consenso). En un proceso normal tras unas elecciones, el candidato lo designa el rey tras la ronda de consultas con los grupos y a propuesta del presidente del Congreso; se supone que debe haber un quorum entre los grupos. En el caso de una moción de censura y admitida a trámite la misma, es el candidato propuesto el que se somete a la confianza de la Cámara. Si la obtiene, es elegido presidente; así lo dice la Carta. Nunca antes el presidente del Gobierno había sido un no-diputado; sí ha ocurrido con ministros; de hecho, tras la moción hay tres que desaparecen del Hemiciclo por esto. A los demás les seguiremos viendo.
¿Es legal lo que ha hecho Sánchez?
Sí, claro. El Congreso tramitó su moción de acuerdo a lo que dice la Constitución, obtuvo la mayoría absoluta de votos (180) y la presidenta del Congreso, Ana Pastor (en mi opinión muy particular, figura importante en el futuro dentro del PP), proclamó su victoria. El rey ha avalado ya su cargo. Otra cuestión es cómo gestionará un Gobierno en minoría con 84 diputados, con un presidente fuera del Hemiciclo y pendiente de cada ‘sí’ de sus eventuales socios, ley a ley, en cada crisis, en cualquier comparecencia. Y, sobre todo, con un PP muy beligerante y con capacidad de veto parlamentario enfrente. Quizá obtenga el apoyo puntual de Ciudadanos, hoy descolocado. No es nada descartable.
¿Cuándo habrá elecciones?
Oficialmente, toca en 2020. Y la idea de Sánchez parece que pasa por esperar a que termine la legislatura, aunque no lo ha dicho claramente. No se sabe. Esto inquieta a muchos, pero puede que dependa mucho de la gestión de Sánchez a corto plazo.
La maldita letra 