Posts Tagged 'Francisco Camps'

Lemas para chapas (I)

«Muy fan de Wendi Deng». Sobre todo tras la demostración de reflejos y rabia contenida hacia el tipo que quiso embadurnar la cara de su marido con espuma de afeitar en la cámara de los comunes. Apuesto a que algunos de ellos (los comunes) lucirán el mismo emblema en la próxima sesión en alguna parte de su atuendo británico. El futuro, señorías, no pasa por Google+ o las peleas tuiteras en el barro, palomitas mediante. El futuro pasa por la concisión, las declaraciones de principios y por ir de frente con la sonrisa irónica en la boca. Pasa por regresar a la cultura chapera (no se me alteren) y explicar nuestra idea natural del mundo. Nada de 140 caracteres o una descripción espinosa en el perfil, hace falta mucho menos.

Yo ya tengo varias frases para trasladar al metal y mostrar en la solapa en colores vivos y sugerentes. Podrían organizarse por categorías o bien ponerles nombres, como a las habitaciones de un hotel (pienso ya en una multinacional, en el modelo de negocio de marras). Por ejemplo, la ‘chapa Iñaki Gabilondo’ rezaría «Yo soy formidable». Él mismo debería llevarla. POR la amabilidad y el toque cercano, digo. A los políticos, por ejemplo, les vendrían bien expresiones rimbombantes como «Yo soy muy de hipérboles», que mi compañero y amigo @20Hitcombo ha donado para la causa. @masaenfurecida hasta podría hacer algo de pasta con sus mayúsculas sentencias, aunque ahora que el colectivo de a uno concede entrevistas quizá pierda la capacidad de síntesis. Veremos.

Se pondrán de moda, por eso quiero adelantarme. Y porque veo que @conrubalcaba amaga («Escuchar, hacer, explicar») aunque sin centrar el tiro (yo es que optaría por «Alejo Estivel me compone» o «Como mola mi web»). El sello para medios y periodistas del latente #sinpreguntasnohaycobertura se acercaba también al concepto. Incluso Barney Stinson y su profético «Suit up», tan apropiado para los tiempos chaqueteros que corren: podrían ponerlo como mosca televisiva en las próximas retransmisiones de discursos institucionales valencianos, así podríamos llamarlos chapas catódicas, en general. Pero personalizar o distinguirse, sin embargo, es triunfar (lo del nicho, de toda la vida). Por eso voy a dedicarme un par de lemas.

Uno, al margen de cualquier manifiesto, libro oportuno o pancarta, simplemente diría aquello de «Yo estuve en #acampadasol». Es una manera de expresar a los que no palparon el asfalto en las asambleas infinitas o decidieron curiosear en la distancia que aquello fue real. Que es real (atentos a este fin de semana). El otro, con el mismo cariño, gritaría eso de «Yo leí los cables de Wikileaks». Un ejercicio del que disfruté y con el que acabé exhausta. Otra vez. Digamos que en un hipotético test de vanidad para informadores esta doble reivindicación quedaría en un término medio, sin traspasar la línea del ego, ni la letra B. Voy a intentar, en los próximos días, desarrollar ambos lemas en sendos posts que llevo retrasando semanas. Pero sólo voy a intentarlo.

Sorpresas

Oh (je), pues resulta que todo apunta a que el Kanchenjunga es más español que surcoreano. Cosas de la competición, que pone al límite a todo aquel que (cree que) tiene algo por lo que luchar. Es un concepto que gente como Camps comprende perfectamente, alardeando de su intocabilidad suprema frente a tempestades y terremotos, como Braveheart pero sin la cara pintada, que desluce bastante el look chaquetero. La misma prudencia exigible a aquel que eleva su condición de imputado a la de condenado, debería ser autoaplicada (#autofacts) en este caso, y en otros tantos también. Un poquito de por favor, un poquito de sensatez.

No se trata de lavar los trapos sucios en casa, se trata de hacerlo con el jabón adecuado y el quitamanchas justo. Pero sin pasarse de suavizante, que luego nos quejamos de que la privacidad noséqué; ojo, Mark Zuckerberg. Probando de su propia medicina –metáfora jacta est– se encuentra el visionario creador de Facebook, viendo compartida y con ficción su juventud en una pantalla grande. Tenía que llegar, lo tuvo que saber. Preferimos, de siempre, darle pompa a lo turbio. Por eso, menos en las casas reales, las bodas se celebran en privado y los divorcios en público, que goza como nunca de la tirada de trastos.

Y los medios también, para qué nos vamos a engañar. Dedicándole tiempo a huidas tuiteras y venganzas radiofónicas, de las que esperamos que salgan bien parados los profesionales que, al fin y al cabo y a pesar de que su trabajo no apasione a todos, merecen un respeto. Hasta una, a la que no le gusta el fútbol, vivió el momento despegue del split deportivo con bastante curiosidad: de-formación-profesional. Pero es que, hoy por hoy, es mucho más interesante, por ejemplo, que las sesiones de control, que como no empiecen a ser emitidas en 3D -cedo la idea-, van a perder audiencia. Queremos otras gafas con las que mirar ya.

Esas con las que ahora nos miran, desde dentro, los 33 mineros atrapados con su propia existencia. Se admiten apuestas sobre hasta qué día seguiremos sus andanzas, si es que no les pasa nada nuevo. Se admiten teorías sobre qué televisión convertirá el tema, como un diario preconiza hoy con una poco afortunada comparación, en el Gran Hermano social de nuestros días. Cuando se cumple una semana de la <ironic mode> apasionante </> entrevista al tal Gómez, nos ha quedado claro que el espectáculo no tiene límites ni, en ciertos casos, gente que lo sepa sacar adelante. Es difícil saber si aún se nos puede sorprender.


twitter / MirenM

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